Es verano y el sol está cada vez más fuerte. Nos está costando muchísimo pedalear con este calor. Prácticamente es él quien decide por nosotros. Hoy les presentamos el segundo round de pedaleo vs calor, una lucha que parece ser muy larga. 

colonia-carmelo-cartel

De Carmelo a Colonia

De Carmelo a Colonia son sólo 80km así que decidimos hacerlo en un día. Salimos tipo 7.30 para aprovechar algunas horas con el sol más suave. Los primeros kilómetros es un camino muy lindo, todo arbolado y, por ende, con mucha sombra. Lo que me extrañó es que había bastante subida.
No sé por qué pero mi idea de Uruguay era que es un país de 100% llanura, sin subidas ni bajadas y casi sin desnivel del camino. Un pre-concepto que no sé de dónde salió, pero era totalmente erróneo. Nico ya conocía el camino porque lo había pedaleado dos veces. Cuando empiezo a sentir las subidas le digo a Nico…

“Che, ¿hay mucha subida acá?”
“No, hasta Montevideo es todo plano, después sí empiezan a haber subidas y bajadas. Debe ser esta nomás”.
“Ah, genial.. porque con este calor!!! No quiero subida!!!”

Pasaban los kilómetros y la llanura no llegaba. Todo el camino era subida y bajada.

uruguay-ruta

El concepto de llanura de Nico

Subidas, bajadas y un calor insoportable

Subidas en las que íbamos a 6/7 km/h y bajadas en las que llegábamos a 30/35 km/hs. El calor continuaba tan intenso como los días anteriores -cuando estábamos en la playa-.
Hicimos 20 km paramos a comer y dormir la siesta en una sombra, estuvimos un poco más de dos horas. Decidimos seguir camino para que no nos agarre la noche. Hicimos 10 kilómetros más y yo iba cada vez más lento.
Nuestro almuerzo no había sido fruta –como lo hacemos casi siempre que pedaleamos-, sino sándwich de queso y tomate. Se ve que me cayeron muy pesados, no pude hacer la digestión. Me sentía pesada y ya no aguantaba el calor.

“Yo me quedo acá, no puedo más! Me duele la panza, no me siento bien. Necesito agua, sombra y dormir”.

Ante el panorama obviamente que a Nico no le quedó otra. Después de un ratito me dice:

“La verdad que parece como si hubiésemos pedaleado todo el día, no doy más”.

Pedimos agua fría en una casa y un posible lugar para armar la carpa. Nos indicaron una placita y allá fuimos. Nos quedamos varias horas tirados a la sombra casi sin hablar. Cuando estábamos por armar campamento apareció un chico y nos invitó a su casa, donde nos podríamos bañar y armar la carpa. Obvio que aceptamos sin dudarlo! Allá fuimos.
No sólo nos bañamos y armamos la carpa sino que conocimos a su linda familia, tuvimos unas lindas charlas, comimos algo y después sí a descansar para continuar pedaleo tempranito –para evitar el sol fuerte de medio día-.

Gracias por todo!!!

Esta vez no nos para ni la lluvia

Eran las 6.50 am y estábamos listos para continuar pedaleo. Unos minutos antes de salir se larga a llover –una lluviecita muy leve-. Y claro, era la primera vez en casi un año que habíamos logrado armar todo en 1hs y 20 minutos y tan temprano estábamos listos para salir. Decidimos arrancar igual.
La verdad que en verano la lluviecita es un placer –al menos si no es muy fuerte y no dura mucho rato-. Hasta el momento hemos preferido pedalear con lluvia que con sol. Sí, nosotros que decíamos que con lluvia no pedaleábamos, ahora la consideramos un placer. Tuvimos lluvia, sol fuerte, viento en contra, viento a favor, subidas, bajadas, poca sombra, pero tipo 13hs ya estábamos en Colonia.

Colonia – Un lugar para dormir 1

Nos habían dicho (varias personas) que no vayamos al “camping” porque está en una zona peligrosa donde siempre hay robos. Unos chicos que también viajan en bici nos habían pasado el dato que ellos se habían quedado en el Centro de Deportes. Preguntamos para ir directo para ahí. Como centro de deportes nadie lo conocía, nos dieron unas indicaciones de algunos clubs de deportes y un posible lugar donde seguro nos podíamos quedar. Y ahí empezó la recorrida de lugares para ver dónde podíamos dormir.

colonia-del-sacramento-cartel

Llegamos! Con una leve lluviecita

Entramos a preguntar a un club y no nos dejaron. Nos dijeron que en el Campus quizá nos dejaban. Fuimos al Campus, a la oficina de deporte. Preguntamos para quedarnos y nos respondieron:

 “No, las habitaciones están todas llenas”.

“¿Y poner la carpa en algún lado?”

 “Sí, la pueden poner ahí” –no lo dice muy convencido y nos señala la parte de debajo de una escalera (de un estadio).

 “Ok, buenísimo! Gracias”

En ese momento estaba lloviendo bastante fuerte así que nos quedamos bajo un techo y “chusmeamos” el lugar. A dos oficinas de donde habíamos estado hablando con el señor vemos una habitación de 8 o 9 cuchetas, todas vacías. Comenzamos a sospechar que nos habían mentido. Bueno, ya fue, al menos podemos dormir acá en la carpa. Nico fue a consultar por una ducha porque era lo que más deseábamos.

“Te hago una consulta, ¿habrá alguna ducha donde nos podamos bañar?”

“No, están todas ocupadas” –con mala onda-.

“Bueno, ¿pero después?. ¿Hasta cuando estarán ocupadas?”

“Dos semana más van a estar ocupadas”.

“Ok, gracias”.

Al parecer, nuestra presencia no les agradaba ni medio. Queríamos consultar los e-mails porque habíamos mandado algunas solicitudes de Couchsurfing y teníamos que ver si nos habían respondido. Miramos desde el celular y había varias redes, todas con clave. Una de las redes era del lugar donde estábamos porque la señal era excelente. Preguntamos la contraseña pero nos dijeron que no tenían wifi.

Decidimos seguir recorriendo la ciudad a ver si conseguíamos un lugar donde nos recibieran mejor y sino volver y armar la carpa ahí.

Colonia – Un lugar para dormir 2

Fuimos a los bomberos y nos responden que no podíamos quedarnos ahí -con muy mala onda-. Buscamos un wifi y teníamos la contestación de un chico que nos decía que sí, que nos recibía en su casa a 10km de Colonia, pero no había puesto dirección, teléfono ni nada. Le escribimos y nos quedamos un rato esperando a ver si contestaba.

Pasaron las horas y no hubo respuesta. Mientras tanto comimos algo, recorrimos un poco la ciudad –con las bicis cargadas-, nos duchamos.
Donde se amarran los veleros hay duchas públicas, uno compra la ficha y se puede bañar. En enero de 2016 está 49 pesos uruguayos, (32 pesos argentinos al cambio que estaba en Colonia).

Se hizo la noche y no conseguimos un lugar mejor dónde armar la carpa. Al hostel no queríamos ir porque nos parecía muy caro. Volvimos al Campus para armar la carpa en donde nos habían dejado. Había tres hombres cuidando el lugar. Nos dijeron que no estaban autorizados. Llamaron al director a ver qué decía:

No es posible que acampen acá se puso firme el director y el sereno que lo trasmitió.

“¿Qué onda? Hace casi un año que estamos viajando, es la primera vez que no somos bienvenidos en ningún lado.“ No entendíamos muy bien qué estaba ocurriendo.

Colonia – Un lugar para dormir 3

Nos fuimos a la policía a explicar la situación y pedir un lugar seguro para acampar. Nos dijeron que ahí tampoco se podía pero nos ofrecieron dejar las bicis en su cochera hasta el otro día y nosotros irnos a acampar al “camping peligroso” (aclararon que sólo ocurre hurtos y, generalmente, cuando uno deja las cosas solas). Nos atendieron dos policías mujeres y fueron las primeras personas con las que hablamos que nos contestaron de muy buen modo e intentaron ayudarnos.
Ir a ese camping (después de todo lo que nos habían dicho) no estaba en nuestros planes. Nos dijeron que vayamos a consultar a prefectura pero que no creían que nos dejen acampar ahí.
Luego nos terminaron diciendo que había como un “convenio” con los hoteles y hostels de no permitir acampar. También aclararon que si poníamos la carpa en la playa no iba a pasar nada:

“Prefectura de noche no controla. A nosotros no nos interesa si acampan o no. Mañana levantan todo temprano y listo”.

carpa-colonia

La tercera fue la vencida…

En realidad sería “ilegal” acampar en la playa. Y nos daba un poco de “miedo” el hecho de estar solos ahí, más que nada por las bicis. Creo que nos habían hecho una idea de una Colonia insegura que no era tan así. Cuando a uno que está acostumbrado a la inseguridad -de ciudades como La Plata o Buenos Aires (donde es posible que te apunten con un arma para robarte)- nos dicen que es medio peligroso y ya nos creemos cualquier cosa.
Dimos un par de vueltas más y terminamos durmiendo en la playa. La verdad que estuvo muy tranquilo, no pasó nada de nada. Vuelvo a insistir que creo que nos generaron un miedo por algo que realmente no existe, al menos no en la zona más turística.

Parece que Colonia es una ciudad preparada para el turista -no para el viajero-. No nos sentimos bienvenidos.
Pero mucho no nos importó, al día siguiente la recorrimos a pie y descubrimos que es una muy linda ciudad para conocer.

¿Pedaleaste de Carmelo a Colonia? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Como te recibió Colonia? Te invitamos a dejar tus comentarios abajo para compartir con otros lectores y/o viajeros.